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El poder de las plantas medicinales

El poder de las plantas medicinales

El mundo moderno cada vez se inclina más por volver a lo esencial. Usar las plantas de las huertas es bueno, pero tiene su proceso. Contraste entre la medicina convencional y la homeopática.

Han pasado miles de años desde que la humanidad descubrió el poder sanador que tienen las plantas, sus hojas y sus semillas. Este arte de curar con la naturaleza ha perdurado desde los ancestros. Cuenta la historia que, por ejemplo, comunidades como el Cabildo Indígena Muisca de Bosa, en Bogotá, las utilizaban como medicina alternativa para preservar la salud, atribuyéndoles características mágicas, alimenticias y medicinales.

Los habitantes del Páramo de Sumapaz las consideran fuentes de vida y en la actualidad las plazas de mercado de la capital del país las comercializan en su forma natural o en presentaciones de ungüentos y lociones que elaboran los bogotanos con sus propias huertas.

Pero, ¿qué son las plantas medicinales? “Son aquellas especies vegetales que tienen propiedades curativas o terapéuticas y pueden ser usadas como infusiones, ungüentos, cremas, comprimidos y cápsulas, entre otros. Hay quienes los usan para aminorar el dolor o para alargar la vida”, cuenta Doris Gutiérrez, profesional de especies y propagación del Jardín Botánico de Bogotá.

Sin embargo, se trata de un término genérico que no tiene el mismo origen, explica José Luis Fernández, investigador real del Jardín Botánico de Madrid. “Cada pueblo, cada región del mundo, tiene sus plantas, que conforme a las comunidades locales las han ido conociendo, las han implementando a sus huertas y siempre había alguien que más sabía de eso y era el que transmitía la mayoría del conocimiento”.

Pero no se trata de un proceso sencillo, se requiere de la intervención de expertos para aprovechar de la mejor manera posible las propiedades que tienen las hierbas, arbustos, árboles y enredaderas. Gutiérrez cuenta que los procesos que más se utilizan para obtener principios activos son extracciones con disolventes y dependiendo del fin que se les vaya a dar se usan unos solventes u otros; el más recomendable es el etanol. “Lo que hacemos es dejar el material vegetal sumergido en el solvente por varios días, luego se retira el residuo y nos quedamos con la solución”.

Es así como ha ido creciendo el número de personas que alternan la medicina tradicional con la homeopática para el tratamiento de sus enfermedades. “La medicina homeopática fue descubierta hace más de 200 años por el médico alemán Samuel Hahnemann, quien escribió la Ley de Semejanza, la cual consiste en que los remedios homeopáticos actúan por la similitud entre los síntomas que presenta el enfermo y los síntomas que producen las sustancias en una persona sana”, sustenta el doctor Juan Guillermo Ospina, de Quanta Homeopatía Científica.

Es decir, que mientras la medicina convencional actúa por ley de los contrarios (por lo que los remedios son antibióticos, antidiarreicos), la homeopatía busca el medicamento en cualquiera de los reinos de la naturaleza que produzca síntomas semejantes a los que padece el enfermo.

“La base de la medicina homeopática es la Ley de la Semejanza, de las dosis mínimas y de la experimentación pura. Es decir, que las sustancias primero han sido probadas en sujetos sanos y luego en los enfermos. Por eso puede ser aplicada en cualquier persona sin importar la edad, incluso en mujeres embarazadas”, concluye Ospina. 

Aunque enfatiza que, pese a ser apta para tratar cualquier tipo de enfermedad, hay ciertos tratamientos que requieren un manejo mixto con medicamentos convencionales, como es el caso de la insulina en los diabéticos o los analgésicos para pacientes con artritis y artrosis.

Para usar en casa: 

Caléndula:

Propiedades aprobadas por el Invima: antiinflamatorio, cicatrizante, alteraciones inflamatorias bucofaríngeas y cicatrizante bucal.

Modo de implementación: pomada, infusión, aceite.

Parte usada: flores, semillas y hojas.

Diente de león: 

Propiedades aprobadas por el Invima: diurético, coadyuvante en el tratamiento de alteraciones de la secreción biliar.

Modo de implementación: infusión, decocción, tintura, aceite, pomada.

Parte usada: toda la planta, especialmente hojas y raíz.

Yerbabuena:

Propiedades aprobadas por el Invima: antiflatulento, antiespasmódico y estimulante digestivo.

Modo de implementación: infusión, emplastos, cataplasma.

Parte usada: hojas, tallos y aceite esencial. 

Ruda

Propiedades aprobadas por el Invima: coadyuvante en el tratamiento de trastornos menstruales leves.

Modo de implementación: té, infusión, aceite, cataplasma.

Parte usada: hojas, flores, cogollos y ramas. 

Manzanilla 

Propiedades aprobadas por el Invima: uso interno: tratamiento sintomático de trastornos digestivos; uso externo: tratamiento de inflamaciones e irritamiento de la piel y mucosas.

Modo de implementación: infusión, decocción.

Parte usada: flores.

Fuente: El Espectador